En Noviembre de 1979, llegamos a Guatemala después de haber sufrido una experiencia de secuestro y esto lleno mi corazón de mucho odio, resentimiento y venganza. Un día tocaron a la puerta de nuestra casa en Guatemala, y nos preguntaron si queríamos recibir a una pequeña imagen de Jesús peregrino. Al llegar a recoger la imagen el siguiente día, nos invitaron a reunirnos en un grupo llamado Renacer. Y desde ese momento el Señor, comenzaba a obrar en nuestros corazones, un plan que nosotros no entendíamos. Comenzamos a reunirnos los días martes por la mañana de 8.00 a 12.00. Fue así, que El Señor nos permitió asistir, el 14 de Abril de 1980, a un retiro de nuestro Grupo Renacer, de la Parroquia, El Tivoli, de la zona 9, donde nos congregábamos. Este retiro tuvo lugar en el Gimnasio del Colegio San José, en la Zona 1, de la ciudad de Guatemala. Siendo responsables del grupo, el hermano Salvador Gómez, y la hermana Silvia Gereda. En el ano de 1986, nos vemos en la necesidad de regresar a El Salvador, y un día nos invitan a un evento en el teatro Presidente, con un sacerdote panameño de apellido Caramañique. Este sacerdote, después de dar un pequeño mensaje de la palabra de Dios, hizo algo que iba a marcar nuestras vidas para siempre. Saco una Custodia y un relicario, y comenzó a adorar al Señor de una manera profunda, y luego tomo la custodia; y comenzó a caminar entre todos nosotros, imponiéndonos el santísimo sobre las cabezas, de los que nos encontrábamos arrodillados. En ese momento el Señor despertó en nosotros, el carisma de la adoración Eucarística, que más tarde se convertiría en la fuente, y centro de nuestra comunidad. En Junio de 1993, el Señor nos regala una cita, que nos serviría como la base, durante los siguientes años:
"Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues él es el Padre que nos tiene compasión y el Dios que siempre nos consuela. Él nos consuela en todos nuestros sufrimientos, para que nosotros podamos consolar también a los que sufren, dándoles el mismo consuelo que él nos ha dado a nosotros".
2a de Corintios 1: 3-4Alabanza y adoración, a Dios padre en la unidad con su hijo Jesucristo, a través de la Santísima Eucaristía. Esta cita para nosotros significo un envió, y en 1993, El Señor nos regaló un ministerio, de orar por los enfermos, y comenzamos a ir a los hospitales a orar. Fuimos un tiempo al hospital Baldwin, que antes era la Clínica Zaldívar. Pero muy pronto el Señor, nos envió al hospitalito de la Divina Providencia, donde El Señor nos abrió las puertas, ya que al llegar nos encontramos con que, dos de las monjitas que estaban ahí, de encargadas habían sido nuestras profesoras, cuando éramos niños. Llegamos a ese lugar, sin saber que durante el caminar ahí, El Señor, nos iba a revelar cosas que nosotros no conocíamos. En junio de 1994 en un momento de oración profunda en la terraza del colegio San Pablo, el Señor me dio esta promesa, que tardaría 7 años, en hacerse una realidad en nosotros:
"Y el Señor le contesto: Pasa delante del pueblo, y hazte acompañar de algunos ancianos de Israel. Llévate también el bastón con que golpeaste el rio, y ponte en marcha. Yo estaré esperándote allá en el monte Horeb, sobre la roca. Cuando golpees la roca, saldrá agua de ella para que beba la gente".
Éxodo 17; 5-6En una misión del hermano Neil Veles, a El Salvador, en 1998, específicamente en un evento en el gimnasio de San Antonio de Padua. El Señor se fijó en nosotros y recibimos un llamado muy fuerte, a comenzar algo que todavía no lo entendíamos; escuchamos un mensaje diferente, oímos hablar del caminar en fe. Fue en el año 2000, que decidimos abrir el grupo de oración, ya no solo para los pacientes del hospitalito, sino para todos aquellos que lo necesitaran. Al abrirlo el Señor nos regaló una visión y vimos que mucha gente llegaba en sillas de ruedas en camillas y muy pronto esta visión se hizo realidad y lo vimos con nuestros propios ojos. Esto comenzó a cambiar en nosotros, aun más nuestra manera de orar, y comenzamos poco a poco, a ser testigos de que el tiempo de los milagros, no había terminado.