La Recompensa

"Y cualquiera que le da siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por ser seguidor mío, les aseguro que tendrá su premio".

San Mateo 10: 42


Cuando dejamos de ver solo nuestras necesidades, es cuando empezamos a ver, las necesidades de los demás; por eso el mismo Jesús, se despojó de su divinidad y tomo condición de siervo.

Un verdadero siervo, es el que piensa más en los demás, que en sí mismo; San Pablo dijo: olvídense de ustedes mismos, lo suficiente para que puedan extender una mano para ayudar a otro.

Es por todo esto que para ser un verdadero Siervo de Jesús, solo lo lograremos a través de nuestra entrega incondicional, de un servicio sincero, de sostenernos en nuestra fe y perseverar hasta el final, aun en medio de cualquier circunstancia.

Aprendiendo, que la humildad consiste en reconocer siempre, que todo lo que somos, y tenemos, lo hemos recibido del Señor.

Por lo tanto, debemos de aprender y practicar ser obedientes, aunque, esto signifique hacernos siempre al último para que Cristo crezca en nosotros.