 
    La palabra Liturgia significa originalmente “obra o quehacer público”,
              “servicio de parte de y en favor del pueblo” en el que se revive la pasión,
              muerte y resurrección de Jesucristo. 
              
              
Según el Concilio Vaticano II: "La Liturgia es el ejercicio del sacerdocio
              de Jesucristo. En ella, los signos sensibles significan y cada uno a su
              manera realiza la santificación del hombre, y así el Cuerpo Místico de
              Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público
              íntegro. 
              
              
En consecuencia, toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote
              y de su Cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia,
              cuya eficacia, con el mismo título y en el mismo grado, no la iguala ninguna
              otra acción de la Iglesia" (SC 7).